Lo más incómodo de sentirte acosada es el creer que aquella sensación es natural y nada fuera de lo común. Por lo cual comienzas a generar una culpa por sentirte de aquella manera.
Al momento de estar en el pasillo vimos que Carlos y Alejandro subieron por las escaleras y nos observaron con curiosidad; más que todo, a mí.
—Amor… —Alejandro ladeó una sonrisa—. Qué linda…
Intenté sonreír, pero creo que me salió bastante mal. Alejandro me observó con curiosidad y se acercó a mí.
Cuando aprendes a conocer a alguien, nada más necesitas de verlo un poco para saber si está bien o mal y… eso fue lo que pasó con Alejandro.
—Ven.
Me tomó de la mano y me dirigió hasta la habitación de donde había salido con las chicas.
—¡