LVI. Valió la pena, si al final estás tú
1 mes después
Valerie se miraba delante del espejo de cuerpo entero y su corazón retumba en su pecho con alegría, emoción y nerviosismo.
Con su hermoso vestido de boda puesto, ajustado a sus curvas, justo en ese cuerpo, con sus libras de más, que tantas críticas le trajo en su vida, que tantas inseguridades le había generado y con las cuales había tenido que luchar para llegar aquí.
Encontró a un hombre que la ama por ella misma, con sus virtudes y sus defectos y lo que es más importante, ella logró reconciliarse con todos sus complejos y sus miedos interiores.
Todo el sufrimiento quedó atrás y ahora solo quedaba mirar hacia un feliz futuro.
- Estás hermosa hija, verás que todo va a salir bien, no te pongas nerviosa- le decía su madre con amor, viendo la cara de preocupación de Valerie, mezclada con alegría y expectación.
- ¡Ya estoy aquí! Casi no me da tiempo y cierran – entró su hermana, exclamando agitada por la carrera y trayendo el encargo que le habían hecho- ¿el bebé no ha