La cautiva de Alexander Kane
La cautiva de Alexander Kane
Por: Lira Adams
Boda

-Sí acepto- aquí estaba yo dándole el sí al hombre de mis sueños, había esperado meses por este día.

-Puede besar a la novia-dijo el padre mientras yo emocionada esperaba sentir esos labios que me volvían loca, este beso era para sellar nuestra unión.

Pero solo sentí un fuerte dolor, mientras George me jalaba el cabello.

-Se acabó el show, no habrá fiesta de bodas…

-Se puede saber qué significa esto, ¿Por qué tratas así a mi hija?- intervino mi padre en estado de sorpresa al igual que el resto de invitados-.

-Todavía preguntas, Harvey Ford, recuerdas a Laura Kane, la chica que enamoraste, usaste, engañaste y llevaste a la muerte…

-No sé de qué hablas, no conozco a nadie con ese nombre- pero su nerviosismo afirmó la acusación.

-No la conoces, ella era mi hermana y ahora tu hija sufrirá el mismo destino, la haré tan miserable cada día de su vida, hasta que ella acabe con su propia vida.

Ese será tu castigo Harvey Ford.

Soltó el cabello de Kristy, para ahora tomarla del brazo, mientras la arrastraba fuera de la iglesias, los familiares trataron de impedirlo, pero él tenía la iglesia repleta de sus hombres todos armados, nadie pudo hacer nada.

-George qué significa esto, es una broma verdad, dime qué estás jugando, es nuestra boda….

-Puedes callarte, llevó soportando tus berrinches y tu odiosa voz todo este tiempo- le dijo mientras la hacía subir a la parte trasera del auto.

Dió unas cuantas instrucciones y cerró la puerta dejándola  sola con el conductor, esté arranco el auto, mientras Kristy no dejaba de llorar.

-George, por favor, no me hagas esto… George- la desesperación, la tristeza empezó apoderarse de ella.

Trate de abrir el auto pero fue imposible, no entendía qué estaba pasando, tenía que hablar con él, saber el motivo de todo de esto…. Tal vez solo esté jugando; sí debe ser eso es solo una broma, un mal chiste, él me ama yo lo sé…

 

Luego de casi 4 horas de viaje, llegaron a un casa de  campo, bastante alejada, no había nada cercano a la propiedad, solo rodeada de bosque, espeso bosque… 

-Cielo, llegaste antes- le dijo ella envolviendo en sus brazos- ya no juegues así, casi te creo.

-¡Eres tonta!, no entendiste nada, me casé contigo por venganza, pasaron cuatro horas y aún no lo aceptas.

-Venganza que hablas, tu me amas, lo demostraste muchas veces…. 

-Solo te engañe, tenía que lograr que la princesita-le dijo con burla-  aceptar casarse, ya lo conseguí, no tengo porque seguir fingiendo… eres odiosa, caprichosa, no sabes lo mal que la pase cada vez que estaba contigo…

-¡Basta!, no digas eso, me lastimas- dijo mientras su rostro se empapaba en lágrimas, y el dolor en su pecho aumentaba, tenía un nudo en la garganta, que hacía que le costará  respirar- No sé porque está molesto, pero te aseguro que yo no tengo nada que ver, es el día de nuestra boda, sigamos con los planes, te prometo que luego yo misma te ayudaré a resolverlo.

-Resolverlo, cómo harías que ella vuelva a la vida, ni si quiere entregando la tuya, pagarían esa deudas, ahora ya no me fastidies no soporto verte.

 

Me llevo dentro la casa mientras todos los presentes me veían con burla, otros con lástima, no dejaba de rogar despertar y que todo esto fuera un sueño, él hombre que juro amarme, ahora me daba un golpe de realidad…. Triste realidad 

-Todos presten atención, está mujer que ven aquí, vale menos que todos ustedes, hasta los perros amarrados allí afuera valen más… no quiero ningún tipo de pleitesía hacía ella, si quiere comer se lo hará ella misma, si necesita ropa limpia, pues le toca lavar a ella… ella hará todas sus cosas como una persona normal, aquí no vamos a malcriar princesas.

Luego de eso, me llevó a la fuerza a la habitación en la cual me encerró bajo llave, trate de detenerlo, de aferrarme a él pero fue imposible, no supe por cuánto tiempo golpeé la puerta, las manos me dolían de tanto hacerlo, la garganta me dolía de tanto gritar, al igual que mis ojos de tantas lágrimas que había derramado, pero parecía que todos eran sordos o solo me ignoraban, nadie hizo nada por sacarme de allí.

Hasta que escuche voces de mujeres, y como la puerta de al lado se cerraba, luego de unos minutos empecé a escuchar gemidos y la voz de mi esposo dándole placer a otra mujer.

Fue la peor noche de mi vida, jadeos, gemidos, ruidos de sus cuerpos chocando entre sí, la voz de esa mujer pidiéndole que no se detuviera. Trate de no escuchar, mientras seguía llorando,  me hice una bola en el piso, tratando de cubrir mis oídos para no escuchar.

Está debía ser mi noche, la noche en la que me entregaría al amor de mi vida, debíamos estar en una isla donde se supone pasarías un mes, dándonos amor, placer, dónde seríamos uno…

Pero en cambio estoy aquí encerrada, escuchando como él disfruta de otra..

No sé en qué momento me quedé dormida, pero al despertar, me dolía mucho la cabeza, la garganta, y las manos de tanto golpes que le di a la puerta, el dolor me confirmó que todo había sido real, tenía la esperanza de que despertar todo fuera una mala pesadilla..

Fui al baño y al verme en el espejo sentí lástima por mí misma, aún tenía puesto mi vestido de novia, el maquillaje se había corrido de tantas lágrimas derramadas, mi ojos sumamente rojos se había hinchado, mi nariz igual de roja..

Nunca imaginé que estaría en este estado… entonces las cosas que escuche anoche vinieron a mi mente, escuché cada  cosa que hicieron, parecía que hicieron el ruido necesario para que yo escuchara, pero George tendría que darme una respuesta, yo seguía siendo su esposa, no podía solo ignorar el hecho que estaba yo aquí, no podía meter mujeres como si mi presencia no importará … además tenía que aclararme el asunto de esa chica, y porque culpo a mi padre de su muerte, todo era un malentendido estaba segura de eso… Mi padre no sería capaz o eso pensaba yo…

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