Matilde llegó esa mañana al Centro Cultural Alberti acompañada por la señorita Ida, que había acordado empezar a dar clases de apoyo allí. Se encontraron a Rosita discutiendo con el director del Centro Cultural, con su hermano Félix y con Giusseppe. Entre los tres trataban de convencer a la compañera Rosita que lo que experimentaba era una debilidad femenina por un burgués vicioso y pervertido.
-¡Señorita Ida!- exclamó en cuanto vio llegar a las dos mujeres -¡Usted tiene que ayudar al niño Ladislao! ¡Lo quieren meter en uno de esos lugares horribles donde ponen a los locos!
-Le estoy tratando de explicar a la compañera- dijo el profesor Sandrelli, director del Centro, circunspecto detrás de sus lentes. Que la homosexualidad o uranismo es una degeneración burguesa muy dañina para el tejido social.
-¡Es una enfermedad como c