John
Con una madre como ella y un padre como yo, serán los más hermosos.
Acaricio su rostro dulce, ella se remueve en su sueño pero no despierta. Acaricio lentamente su cuerpo sin poder detenerme, mi pene tiembla en mi ropa interior. Ella solo desea ser liberada y sumergirse en esa cálida adicción. En el preciso momento en que pongo mi mano sobre su pecho, ella la detiene y la retuerce bruscamente. Maldita sea, no esperaba eso. Gimo de dolor. Le arranco mi mano.
- ¿Quieres volverme tuerto tal vez?
- ¿Qué haces aquí?
- ¡Pero si estoy en mi casa!
- Te hablo de esta cama. Hay al menos diez habitaciones en esta casa. ¡Podrías haber ido a dormir a otro lado!
- Ya te he dicho, nunca dormirás sola, a menos que esté de viaje, siempre dormirás conmigo. ¿Está claro?
- Necesito llamar a mi familia para decirles que estoy bien.
- ¿Me tomas por idiota? Sé que tu única familia es Marianne. No tienes otras personas cercanas.
- Sí, eso es cierto, ¿puedo llamarla para decirle que estoy bien?
- Mejor d