Lisa
- ¡Lamento tanto lo que hice a sus espaldas! No quiero volver a cometer los mismos errores.
- Entiendo, querida, te apoyaré, sin importar tu decisión.
- Gracias, hermana, ¿puedes venir temprano en la mañana?
- De acuerdo, estaremos allí. Voy a pedir un día libre, estaré allí.
- De acuerdo, buenas noches, hasta mañana.
- Duerme bien, querida.
Al final cuelgo. Me giro hacia Héctor, que nos escuchaba pacientemente.
- Es hora de dormir. Necesitas mucho descanso. Sabes que no podrás trabajar más con él, ¿verdad?
- Lo sé, tendré que buscar otro trabajo.
- Con los gemelos sería muy cansado, prefiero que descanses y que cuides de ti y de los niños. ¡Espera!
Se levanta y me tiende una tarjeta y una caja de joyas.
- ¿Qué es esto?
- Ábrelo y verás. Esta tarjeta es para los gastos, ya sean los tuyos o los de los niños. No quiero rechazos. No es caridad. Es por el bienestar de nuestros hijos.
- Muchas gracias.
Tomo la tarjeta y la guardo en mi bolso.
Si quieres cambiarte antes de dormir, hay