CAMERON
El piso temblaba, los gritos, el terror, el temor, mis propios miedos, mi propia locura.
Dios mío… ¡Dios mío!
Por un momento, la desesperación me llenó, pero pude calmarme y pensar con claridad casi enseguida, y pasé del guardia y entré corriendo al hospital, sin importarme si alguien me seguía o no.
Veía a la gente correr, y escuché dis.paros, lo que me alarmó todavía más. Pasé de toda esa gente y subí las escaleras tan rápido como pude. Detrás de mí venían Don, Tom y Carsen, y el primero se me adelantó apenas entrar al pasillo y ver el desastre que había.
Hombres caídos en el suelo, sangre y una puerta hecha añicos justo al lado dela habitación de mi esposa, cables guindando, chispazos eléctricos y ruido sufrido de fondo. Era horrible.
—Espere —instó Tom a unos metros y me hizo parar.
Él caminó despacio y miró al interior del cuarto, en tanto Carsen revisaba los signos vitales de los chicos que estaban tirados en el suelo.
Tom pasó, y sin esperar nada, lo seguí y vi la cama