La mañana del día siguiente, Kira bajó al salón. Allí aguardaban algunos miembros del equipo de seguridad para recibir órdenes precisas y parte del personal de servicio también.
— Yo… no sé qué decidiría Jack en este momento — musitó, pues para ella todo seguía siendo muy nuevo. No estaba acostumbrada a dirigir una casa, mucho menos un equipo entero de escoltas, además que Jack tampoco le había pedido que lo hiciera.
James se acercó y le sonrió con calidez.
— ¿Qué decides tú? — le preguntó, y todos la miraron con cariño y gesto expectante, esperando a que fuese ella quien diese las órdenes.
Kira se quedó pensando por varios segundos con las manos alrededor de su pequeña barriga. Después repartió algunas tareas que el personal aceptó y en seguida se pusieron manos a la obra. En cuanto al equipo de seguridad, pidió que el lugar en donde se llevaría a cabo el funeral se respetara la privacidad de la familia.
Su escolta personal asintió por sus decisiones tan acertadas.
Cuando volvió