29. Paramédicos y el culpable

Máximo

Arreglé todo con un par de llamadas en el camino y ya los paramédicos nos esperaban en el aparcamiento cuando irrumpimos el hospital. Ni bien Flavio había detenido el auto cuando salté fuera y traje a Ariel conmigo entre mis brazos.

Ella había estado inconsciente todo el trayecto y yo sentía que el corazón iba a estallarme por dentro.

Mi mujer y mi hijo, pensé mientras cruzábamos las puertas del centro.

—¿Qué ha pasado? —Thomas apareció tan pronto estuvimos dentro. Examinó sus ojos y su pulso mientras todos se movían y uno de mis hombres de seguridad nos abría el camino.

—Se desmayó. —Dije, estaba agitado—. Ha tenido una fuerte impresión con la prensa, Thomas, ella está embarazada, asegúrate de que ambos estén bien.

—De acuerdo, a urgenci

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