Capítulo 58— Una vil calumnia
Narrador
Manteniéndose de pie en la sala de espera del hospital mientras esperaban respuesta de los médicos que atendían a Sofía, Killian se mantenía sereno. Sabía que todo esto era una estrategia para salir ilesa de toda esta situación de ser descubierta con su amante, pero dispuesto a seguir adelante no se movería de allí hasta verla.
Viendo a Antonio Vael verdaderamente mortificado, moviéndose de un lado al otro lleno de temor de perder a su pequeña princesa, este se detuvo de pronto al ver a Kilian tan tranquilo, como si la mujer dentro no fuese su esposa, sino un ser humano más sobre la faz de la tierra, y acercándose a él, espetó lleno de impotencia al no poder hacer nada para ayudarla
—No parece tu esposa la que estuviera allí adentro a punto de morir. ¿Qué fue lo que le dijiste? ¿Pelearon como para que Sofía quisiera quitarse la vida?
Frunciendo el entrecejo de su frente por las acusaciones de Antonio, Killian elevó su mentón ligeramente firme al