Anastasia.
Al escuchar esas palabras no puedo creerlo, miro a Julio y se está rascando la nuca y me desvía la mirada, cuando están lo suficientemente lejos encaro a Julio lo apunto con el dedo.
-Eres un maldito perro leproso traidor cómo se te ocurre meterte con esa víbora arrastrada.
-Anastasia no me culpes está borracho.
-Y que yo también me he puesto borracha pero nunca hecho alguna maldita estupidez, eres un imbécil.
-Tranquila Ana.
-No me digas Ana, Anastasio para ti traidor.
-Ahí vamos por favor no te enojes conmigo solo estarás unos cuantos días aquí.
-Y en esos cuántos días me voy a estar revolcando en mi bilis al saber que tú te metiste con esa, te consideraba como mi hermano.
Melodramática a más no poder, me gusta meterme en problemas y hacerlo sufrir un rato, mi abuela se acerca y me pone la mano en el hombro.
-Qué pasa mija.
-Hay abuela tenemos un traidor en la familia.
-A ya te enteraste que se