CONOCIENDO A SAMANTHA

CONOCIENDO A SAMANTHA

Esa noche Cristopher llego a casa, para mi sorpresa estaba muy feliz, y me traía un ramo de flores gigante, estaba bien preparado, y olía delicioso, eran flores frescas y hermosas.

Entra silbando y sonriendo, bailaba con la misma melodía que entonaba con su boca.

- ¡Buenas familia! Ay, pero mi esposa, que hermosa estas el día de hoy mujer- se acerca y me da un húmedo beso en la boca, mientras que me entrega el ramo- Una flor para otra flor, ambas iguales de divinas

- ¡¿Y a qué se debe tanta felicidad querido?!, le digo con un tono algo sarcástico, pero no lo suficiente para que sonara real, mientras extiendo mis brazos para recibir las flores- Están muy hermosas, muchas gracias, Cris, le devuelvo un beso en su mejilla.

Mi esposo hace mucho tiempo no cenaba con nosotros, pero esa noche si lo hizo, se sentó en el comedor, mis hijos y yo estábamos feliz por un momento, aunque que no fuera verdad lo que estaba haciendo por nosotros, los falsos minutos de felicidad que nos daba fortalecían mi familia, el no eran muy cercano a Camille, pero es día le hablo como si fuera su verdadero padre.

Al terminar la cena, ayudo a la empleada a levantar la mesa, y llevo a Santiago a la cama.

-Mamá, tu esposo está demasiado extraño, créeme que si no supiéramos lo de Samantha te juraría que está cambiando que si nos quiere- Mi hija me reprocha de manera irónica

-Hija, no lo sé, pero sus planes no son buenos, él y Samantha tienen planeado dejarme en la calle, estoy segura, y a toda costa debo evitarlo.

-Por cierto, mamá, mañana invité a salir a Samantha, le dije que irías con nosotras de compras y a comer, ella es tan básica que esas cosas le encantan, así que tendrás la oportunidad de conocerla mejor.

-Gracias hija, sé que esto te cuesta, pero no será por mucho tiempo

-De hecho, no mamá, si ella no fuera la amante de mi padrastro, te juro que sería una excelente amiga, puede ser una superficial, pero es una excelente persona como compañera.

-Lo único que me faltaba que te hicieras la mejor amiga de la amante de Cristopher- Le digo divertida, lo que me acababa de decir me hacía sentir cómica, como podría ser buena una mujer que solo buscaba el dinero de un hombre y actuaba como si fuera una pequeña prepago.

Tuerzo mis ojos hacia arriba y meneo mi cabeza, ¿Qué podría tener la tal Samantha que a todos encantaba?

Me dirijo al cuarto, y veo que mi esposo está leyendo un libro, se ve tan sexy con sus gafas, es un hombre maduro espectacular, apenas me ve entrar lo cierra, y dirige su mirada hacia donde estoy.

-Te estaba esperando mi amor- Dice Cristopher con una sonrisa gigante

- ¿A mí?, le digo irónicamente

-Si preciosa a ti, me haces falta, ven acuéstate aquí a mi lado, ponte cómoda- Con su mano golpea la parte que me corresponde de la cama, pero lo hace para que me acueste más cerca suyo.

Me siento nerviosa, cada vez que lo había encontrado siéndome infiel él se comportaba cariñoso, y trataba de hacerme olvidar de todo con falsas acciones, esta vez estaba haciendo lo mismo, pero le salía de manera natural, tal parece que quería que su plan saliera tan perfecto, que ni siquiera pudiera sospechar de él.

-Deja me pongo la pijama- me acerco a un cajón de la encimera a buscar algo para esta noche, y me dirijo al baño a cambiarme

-No tienes que ir al baño, vístete delante mío, para mi es un placer ver tu delicioso cuerpo- Cristopher, se sienta más derecho en la cama, y su mirada es traviesa, veo que se muerde el labio inferior y eso me hace estremecer, dentro de mi pensaba ¿mi marido me desea?

Hago lo que me pide, y siento como con sus ojos devora cada centímetro de mi cuerpo, quedo totalmente desnuda frente a él, el sale de la cama, se pone de pie, y camina hacia mí, llevaba mucho tiempo que no veía desnudo a mi esposo con la luz prendida, su cuerpo musculoso lucia espectacular y su entrepierna bajo ese bóxer se ponía de pie frente a mí, con cada paso que daba.

Lo miro de arriba hacia abajo y observo a mi esposo lo deseoso que es, mi zona intima empieza a sucumbir con sus encantos, mis pechos estaban duros y mi respiración se había acelerado, el notaba como mi pecho subía y bajaba.

- ¿Estas nerviosa querida? - Me dice mientras con su mano corre un mecho de mi cabello hacia atrás de mi oreja

-No, claro que no, ¿tendría por qué estarlo? - le digo con la voz casi temblando, aunque trataba de llevar en mi cabeza que todo era una mentira estaba a punto de caer bajo sus enredos, se estaba aprovechando de lo mucho que le amaba.

-Quiero que seas mía, de hecho, nuestra acta de matrimonio dice que lo eres hasta que la muerte nos separe- Cristopher empieza a besarme el cuello, haciendo que yo emita un suave gemido

De repente en su mesa de noche empieza a sonar su teléfono, el seguía con mi cuello, sin darle importancia, me besaba y su cuerpo rozaba con el mío, pero la tensión cambio cuando el teléfono seguía sonando insistente. Christopher se acerca a la mesa y lo coge, su cara ahora es un poema, veo que textea algo, y me mira con una sonrisa de boca cerrada.

- ¿Paso algo? - le pregunto frustrada

-Si, es una emergencia en la compañía, debó ir un momento, pero yo regreso en un par de horas- se empieza a vestir con lo mismo que llevaba en el día, se pone algo de perfume y se acerca a mí, me pongo el pijama rápidamente para no seguir desnuda frente a su humillación.

-Dame un beso querido, ya regreso- se acerca a buscar mi boca, pero inmediatamente la volteo, le pongo mi mejilla y el sale corriendo.

Me siento en la cama, y no entendía porque Christopher simplemente no me pedía el divorcio y llegábamos a un acuerdo, no tenía ninguna necesidad de hacerme creer que estaba cambiando para lastimarme más, un mar de sentimientos encontrados me tenía el pecho congestionado.

Esa noche el no llego, simplemente me mando un texto diciéndome: “se complicó en la compañía querida, nos vemos mañana, besos con amor”.

Amanezco de malas pulgas, tuve una noche fatal, no deje de pensar en mi esposo y en la “tarde de chicas” que tendría en compañía de mi hija y Samantha.

Las recojo en la universidad a la hora de la salida, y allí estaba ella, Samantha vestía un pequeño top y un jean pegado a su cuerpo, su cabello estaba en un rollo y aunque su cara seguía siendo hermosa tenía un montón de ojeras.

-Hola, chicas ¡¿vamos?! - les digo a las dos mientras no dejo de observar a la amante de mi marido

-Hola, mamá– Hola señora Amanda, muero de hambre esta mañana no alcance a comer gran cosa- ¿nos podría llevar a comer primero? - Samantha me pide como si fuera una niña pequeña

-Claro, vamos a comer algo- conduzco hasta un sitio donde venden comida rápida deliciosa, ella parece una chica agradable, durante todo el camino hablamos y fue sonriente, se pasaba de cordial. Al llegar al sitio nos sentamos las tres en una mesa, quedamos mi hija frente y yo frente a ella.

Ella chateaba en su celular mientras esperaba la comida.

-Y cuéntame algo de ti Sami, ¿te puedo decir así Samantha?, si no te molesta

- ¡Puede decirme como quiera! Señora Amanda, - estira su mano y me toma la mía dándole una suave caricia y me guiña un ojo.

Aprovecho esa confianza y le pregunto un poco más.

-Sami ¿y cuantos años tienes? - Le pregunto directa

-Tengo veintidós, sé que soy un poco mayor que su hija, pero nos llevamos super bien, ella es muy madura para su edad y yo encantada de hacer parte de su círculo social, además que no tengo muchas amigas, las chicas de mi semestre me odian- suelta una risita burlona

-Entiendo, me imagino, pobrecita tu- le digo irónicamente- Para mis adentros pensaba ¿quién no la iba a odiar?, si es que era una trepadora de corta edad.

-Pero mire señora Amanda que no me afecta, desde siempre he sido una chica muy solitaria, además desde que tenga a mi novio y a Camille, todo está bien, ellos me complementan- Me mira sonriente

-Claro, tu novio, ¿se ve que es muy bueno contigo? - Quiero fulminarla con la mirada, pero mi hija me hace muecas y me contengo

-Si, bastante, me ama mucho- Le da un sorbo a su bebida, realmente era una mimada, hablaba consentida, aunque no era desagradable hablar con ella, tenía un encanto, pero con su encanto se estaba quedando con mi familia.

- ¿y quién es tu novio?, claro si podemos saber- Le pregunto entusiasmada

-Claro que pueden saber, él se llama Zach Holmes, mire aquí esta su foto- Ella nos muestra u teléfono, y es la foto de ella con un chico encantador promedio de su edad, en la foto se ven muy felices y se están besando.

Mi hija y yo nos dimos una mirada, ella de la sorpresa se atoro con su bebida y la escupió frente a mí, yo no pude resistir la risa nerviosa, estaba peor de confundida, si Samantha tiene novio que se llama Zach, ¿Qué hacía en el carro de mi marido?, no entendía ahora absolutamente nada.

- ¡Amiga! ¿pero que paso? ¿estas bien? - Samantha le pregunta a mi hija, mientras sonríe de burla y le pasa una servilleta, ahora se tapa la boca, lo que le paso a Camille, le causa mucha risa y empiezan a bromear.

Siento un alivio al saber que ella no es la amante de mi esposo, era una chica muy joven y tal parece que es muy dulce, me sentí ridícula en ese momento, pero tenía que averiguar la razón del por qué se había bajado de la camioneta de mi esposo ese día, y más necesitaba saber por qué le había dado dinero, pero aún tenía un dilema ¿Quién era la amante de mi marido?

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