Parte 6
Enzo
Lívia solo recibió el alta del hospital dos días después. El médico indicó que caminara un poco para ayudar a mejorar el flujo sanguíneo y prevenir la formación de coágulos.
— No te preocupes, Victor, vamos a bajar con ella – dijo mi madre, sosteniendo la mano de Lívia, sentada en una silla de ruedas que ofreció el hotel para que ella estuviera más cómoda — El hotel tiene un área muy bonita y un jardín enorme.
— Voy a hacerlo, mamá – respondió Victor.
— No, después la llevas a dar un paseo más largo. Isabela va conmigo.
— Claro que voy – ella me da un beso — Tú te quedas y hablas con mi marido. ¿Vamos, Lívia?
— Sí, ya no aguanto más estar en la cama – dijo ella sonriendo.
— Ah, pero cuando yo me quejaba, no te gustaba – Victor cruzó los brazos.
— Es diferente – ella se encogió de hombros — Tenía que mantenerte quieto.
— Ya veo... – él se agachó y le dio un beso — Pueden ir, después bajamos nosotros.
Abrí la puerta y llamé al ascensor. Isabela tomó su celular y los tres ba