*SARA*
El hombre va inconsciente con un tiro en el hombro, si se muere será ganancia para mí, pero mi conciencia no me permite que lo deje morir, así que lo llevo a la casa, ordeno que traigan a Lucia y Martha para que me ayuden. Martha al verlo tiembla de miedo.
—No te preocupes, si se atreve a hacerte algo, yo misma lo mando a dormir para siempre.
—¿Por qué lo salvas? —me dice Martha, sin querer acercarse a él.
—Porque es un ser humano, aunque sea un desalmado e idiota, también es un ser humano. —ella se queda pensando un momento y su expresión cambia.
—Tienes razón, llévenlo a mi dormitorio, ahí le sacaré la bala, pero si ese maldito insiste en hacerme daño le pegas un tiro. Me lo prometes, Sara.
—Tienes mi palabra.
Entró a comunicarle a Lucía las cosas que necesitaba, los hombres obedecieron y lo trasladaron al dormitorio. Mis primas solamente gritaban y lloraban en la sala, maldiciéndome, y cuando vieron las chispas y las detonaciones, se abrazaron y se sentaron en silencio