Juliette Moreau

Llego hasta nuestro piso y tomo mis cosas con rapidez, agradeciendo que solo haya un par de personas que apenas me miran. No pierdo tiempo y tomo de nuevo el ascensor a la planta baja.

Saco el móvil de mi cartera y le escribo a la única persona con la que siento que puedo ser yo misma y hablar. A la que no le he comentado nada, porque no he tenido ni cinco jodidos minutos para mí.

Le mando un mensaje a Margo, mi mejor amiga, para encontrarme con ella en su departamento, que queda más cerca que el mío.

»¡Estás viva! Lucifer no te ha arrastrado al infierno aún. Eso es un buen indicio. Sí estoy en casa, ¿te espero?, ¿te has escapado o ya renunciaste?

Sonrío de alivio al leer su respuesta inmediata y le digo que ya la veré.

Han pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo y necesito hablarlo con alguien. Y cuando digo a alguien, me refiero a la única persona a la que puedo decirle todo sin temor a que me juzgue, porque conoce toda mi verdad.