El salón de actos de una escuela de renombre parecía estar lleno de estudiantes, profesores y padres. Casi todo el mundo parecía feliz, aunque también había algunas personas que parecían molestas porque estaban decepcionadas con sus hijos que no habían recibido un premio en la ceremonia de graduación de la escuela secundaria de renombre.
En medio de la sala, un hombre de treinta y siete años también estaba regañando a su hija, que estaba enfurruñada.
"Tienes todas las facilidades, Debora, ¿por qué no has conseguido estar entre los diez primeros?", preguntó el hombre.
"Papá, estoy en el puesto once, ¡solo hay una coma de diferencia!", respondió Debora con cara de enfado.
"¡Aun así, no está entre los diez primeros!", replicó un joven que tenía un año más que Debora.
"¡Demian!", gritó Debora enfadada a su hermano mayor, que seguía burlándose de la mala suerte de Debora por no haber conseguido estar entre los diez primeros.
Los hermanos se pelearon y se echaron en cara los defectos del ot