Capítulo 18
Adina registró en toda la zona residencial con el niño, pero no encontró ningún gato.

Al final, se dio cuenta de que podía haber sido engañada.

Miró fijamente al chico con frialdad. “¿De verdad viniste a buscar un gato?”.

El corazón de Harold tembló ante su mirada.

Él no era un chico al que le gustara mentir, pero si no lo hacía, no tendría una excusa adecuada para quedarse con la mujer.

Apretó los labios y se quedó en silencio.

Adina sabía que había acertado y le preguntó: “¿Cómo te llamas? ¿Dónde vives? Te llevaré a casa”.

De repente, Harold se sintió triste.

Había venido desde tan lejos y se había arriesgado tanto para verla, ¡pero ella quería llevarlo de vuelta antes de pasar siquiera media hora con él!

Estaba tan triste que las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos. “¡No quiero volver!”.

Él miró fijamente a Adina, y la tristeza de sus ojos casi se convertía en lágrimas que estaban por brotar de sus ojos.

En un instante, Adina sentía como si alguien le hubiera aga
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