Alice tenía treinta y dos años, que era la edad más madura y encantadora para una mujer.
Era una dama rubia. Su pelo dorado y rizado le caía sobre los hombros, sus ojos eran verdes y su nariz recta. Emanaba un aura elegante.
Duke tenía un contrato en la mano y se preparaba para salir.
No le interesaba nada relacionado con Dew. Si Dew quería practicar el piano durante el día, no regresaría a casa durante ese periodo.
Justo cuando estaba a punto de irse, vio entrar a Alice.
Levantó las cejas, luciendo ligeramente sorprendido.
George de verdad había contratado a la famosa pianista experta para que fuera la profesora de Dew.
Duke había asistido a uno de los conciertos de Alice en el pasado, y había quedado muy impresionado.
Retiró el pie que ya había extendido y le tendió la mano a Alice. “Señorita Alice”.
Alice sonrió elegantemente. “Señor Winters, he oído hablar de usted durante mucho tiempo. Por fin nos conocemos hoy. Es un honor”.
Esto sorprendió ligeramente a Dew.
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