— Mi... Mila... — resopló mordiéndose el labio inferior. — No juegues conmigo...
Ante el sobresalto, me arranco la camiseta dejando al descubierto por completo mis redondos pechos, muy turgentes y sonrosados. Pone los ojos en blanco echando la cabeza ligeramente hacia atrás, al mismo tiempo que jadea frenéticamente frotándose la cara con ambas manos.
— Te pedí que te acostaras, ¿no? — Lo sorprendo tocándose el pecho, cuando ni siquiera me había visto llegar. — ¿O prefieres que sea más firme contigo?
— Y— espera — tartamudeó mientras lo empujaba con cautela sobre el colchón. — ¡Pensé que estaba enojado! — se cae de culo en la cama.
— ¡Pero estoy enojado! — Confirmo con una voz excitante pasando mis pechos muy cerca de él.
— Eso es todo... — suspi