— Donde estas Benjamín... — Digo caminando.
Temblando de frío e impaciente por la demora en encontrarlo, decido gritar su nombre.
— BENJAMÍN! — grito, mirando alrededor.
Pero no tengo respuestas.
— ¡Que infierno!
De repente, un grito ahogado viene detrás de mí. Mis ojos inmediatamente se disparan por sí solos y mi cuerpo gira, perdiendo el control del miedo.
— Ben? — Llamo, temblando todo.
Cuando mis hermanas y yo éramos pequeñas, siempre jugábamos bromas para ver quién bajaba a apagar la luz de la cocina. Lo más divertido no fue la cara de derrota de los que perdieron en el juego, sino los que apagaron la luz y luego se fueron corriendo.
— ¿Hay alguien ahí? — Pregunto.
Una cosa pesada cae al suelo y el olor a sangre comienza a extenderse.
Este es ese momento en el