Cap.2 Encuentro pt.2

Nos quedamos mirando un par de minutos, el me miraba como pidiendo disculpas y triste y por mi parte le miraba impresionada y confundida.

Y recordé que estaba desnuda justo enfrente de un hombre que también lo estaba, con mucha vergüenza y cerrando mis ojos tome la cobija nuevamente y cubriendo mi cuerpo di media vuelta y me aleje de él sin decirle nada solo regrese y me senté en la cama.

No entendía nada de nada, no creía lo que acababa de ver y es que era muy impresionante verlo en sus 2 formas. Él en su cuerpo de lobo era muy intimidante porque era obvio un macho alfa muy feroz, pero su cuerpo humano no se quedaba atrás su rostro apuesto y figura musculosa eran casi perfectos.

Se acercó hasta mi cama sin parecer importarle seguir sin ropa, se inco enfrente de mí y se inclinó.

—Discúlpame, parece que te asusté y no tienes porque yo sería incapaz de lastimarte— habló con su voz ronca y grave.

—Eh yo esté yo emmm es que— no podía hablar con claridad tome aire para calmarme y volví a intentar —Aaammm si estoy muy confundida y avergonzada pero no asustada, es sólo que no puedo creer lo que acabo de ver— le confesé tímida.

—Oh si claro no creo que tú conozcas muchos hombres lobos— dijo con simpleza.

—¿Cómo hay más como tú?— le dije confundida.

—Si una manada entera que vivimos aquí en el bosque— me respondió con obviedad.

—¡¿Eh una manada?!— grite confundida.

—Si ¿Que no te lo han contado?, tú familia lo sabe perfectamente— dijo algo incrédulo.

—¡¿Qué mi familia lo sabe está seguro?!— volví a decir sin poder entender.

—Si seguro, por generaciones tu familia y mi clan han convivido en paz, con un mutuo acuerdo para que tú y yo nos casemos— dijo firme.

Y entonces no pude y me desmaye de la impresión tan grande por lo que acababa de pasar y decir, pensé como llegué aquí a esta situación.

Hace tres días:

Sonó el timbre del teléfono de casa en varias ocasiones y una mujer se dirigió a contestar.

—Hola, si soy yo ¿Que ocurrió?— contestó la llamada —Si entiendo no se preocupe enseguida salgo para haya y estaré lo más pronto posible en casa— colgó la llamada.

Enseguida su semblante cambió a uno triste y preocupado. Camino para alistar sus maletas y avisar a sus hijas.

—¡Karenina hija ven rápido!— llamó a su hija mayor.

—¡Ya voy mamá!— contestó y la joven y al notar el semblante triste de su madre le interrogó —¿Qué pasa mamá?— y se acercó a ella para abrazarla.

—Tu, tu abuelita está muy grave creen que puede— no pudo terminar la frase y se puso a llorar.

—Oh mamá que mala noticia y que tristeza— la abrazo su hija —¿Quieres que te ayude a empacar?.

—No hija tu también tienes que empacar, nos iremos en el vuelo más próximo— la dejó de abrazar y le apuro —Ok entonces ve anda pronto empaca mucha ropa invernal recuerda que en el pueblo de la abuela hace mucho frío— le indico y se fue a buscar a su otra hija.

Karenina sin entender mucho se dirigió a su habitación para hacer lo indicado por su madre. Minutos después había terminado y fue a buscar a su hermana.

—¿Necesitas ayuda con tus maletas Ania?— le pregunto a su hermanita.

—Si mamá dice que necesito llevar ropa muy caliente porque haya habrá nieve, así que por favor pásame mis abrigos más gruesos y las bufandas de la parte de arriba— le pedía a su hermana que por la diferencia de edad es considerablemente más alta.

—Ok también necesitas gorro y guantes Ania— le indico.

—¿Qué tanto frío hace?— pregunto emocionada.

—¡Uf muchísimo! Nunca e sentido tanto frío como en el pueblo de la abuelita Viktoria— le afirmó a su hermana.

—¡¿Eh tanto?!— se sorprendió de la hazaña.

—Lo prometo, habrá mucha mucha nieve todo se mirara blanco y te sentirás congelada— le contaba animadamente Karenina.

—¡Oh ya quiero verlo todo!— respondía con emoción.

—Casi olvidó que tú nunca conociste el pueblo, no se porque después de tú nacieras ya no volvimos a visitar a los abuelos. Aunque hace demasiado frío casi todo el tiempo, era genial estar con ellos y comer su deliciosa sopa de reno— comento con tristeza a su hermana.

Entonces desde el primer piso de la casa se escuchó a Franka llamar a sus hijas.

—¡Karenina y Ania! ¿Están listas?—grito con fuerza.

—¡Si mami!— respondieron al unisono.

—¡Vámonos que perderemos el vuelo a Rusia!— les ordenó.

Ellas obedecieron la orden de su madre de inmediato tomaron sus maletas y bajaron.

—¿No vendrá papá?— la mayor preguntó.

—No hay tiempo hijas son muchas horas de viaje tan sólo para llegar de aquí al aeropuerto de Moscú— respondió con apuró.

Sin más dilación emprendieron caminó al aeropuerto para tomar el vuelo que las acerca a su destino. Ya estando en la espera sentadas en el aeropuerto.

—¿Mami se siente miedo al volar?— pregunto la más pequeña.

—No Ania querida no te preocupes no pasará nada además iremos contigo tu hermana y yo, ambas tomaremos tu mano si y así te hacemos sentir mejor ¿Ok?— le aseguro la madre a su pequeña.

—Si mamá gracias— dijo feliz y más tranquila.

—¿Mamá tan grave es?— le cuestionó la mayor.

—Si hija tu abuelita está muy enferma y está pidiendo verme además quisiera poder alcanzar a despedirnos de ella— se escuchó muy triste.

—Mmm ya decía yo que debería ser algo grave para que me dejaras volver a pisar ese lugar— le contestó la jovencita.

—Hija ese tema lo hablamos luego, que tengo que explicarte con calma— dijo para terminar con el tema

—Pero mamá— no terminó de decir.

El anuncio en el altavoz del lugar se escuchó.

—Pasajeros del vuelo 301 con destino a Moscú favor de abordar, repito, pasajeros del vuelo 301 con destino a Moscú favor de abordar.

Ese era su aviso para abordar el avión, sin poder seguir hablando las 3 de dirigieron a tomar su vuelo que solo era la primera parte de todo su recorrido. Después de realizar todo el papeleo por fin abordaron.

Karenina no podía dejar de pensar en el tema, sabía perfectamente que su familia es originaria de Oymyakon el pueblo más frío del mundo, bastante adaptado a la vida helada, con tradición ancestral de coexistencia con la naturaleza y cría de animales endémicos. Y también llena de leyendas que le fascinaban. Pero por alguna razón su familia entera se negaba rotundamente a qué ella volviera ahí está vez sería solamente para ver por última vez a su abuela.

—¿Están listas hijas? Descansen lo mas que puedan nos espera un largo viaje— dijo Franka.

Tomaron asiento juntas y se acomodaron pues les faltaban más de 8 horas de viaje en el aire. Después de esto al aterrizar tomaran rumbo a la capital Yakutsk y ahí en la ciudad tendrán que conseguir quien las pueda llevar hasta el pueblo de su familia, que todavía está a horas de viaje atravesando la nieve y para llegar haya hace falta un chófer con

experiencia aunque lo más seguro es que ya habrá alguien del pueblo esperando por ellas.

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