POV de Caius
Ajusté mis puños, asegurándome de que mi aspecto fuera impecable. Las apariencias importaban cuando uno recibía a enemigos que querían arrancarse el cuello entre ellos.
"Su Alteza, han llegado." Mi sirvienta Elara hizo una reverencia, su piel pálida casi translúcida bajo la luz de las velas.
"Guíalos al Salón de la Luna" ordené. "Y Elara, duplica la guardia. Con discreción."
Mi castillo ancestral, en lo alto de los acantilados que daban al mar, había sido escenario de siglos de política sobrenatural. Esta noche no era diferente, salvo por los riesgos.
El Salón de la Luna brillaba con candelabros de plata y antiguos tapices que mostraban el primer tratado de paz entre vampiros y hombres lobo. Irónico, considerando cómo terminó todo.
Tomé mi lugar en la cabecera de la mesa de obsidiana mientras entraban. Cuatro Alfas licántropos de manadas rivales a la Shadowfang de Kieran, y tres Ancianos vampiros que representaban nuestras casas nobles.
"Bienvenidos al Castillo Blackthorn