O M N I S C I E N T E
Toda la mansión estaba en silencio, Damon estaba acostado con la bebé que desde que llegaron los Dioses no paraba de llorar y quejarse, él veía los pétalos con duda...estaba siendo egoísta otra vez y no podía permitir eso.
Destrozó el pétalo y lo echó en el biberón, se lo dio pero al principio lo rechazó.
-Solo así volverás a ser grande. Tómalo, le acerqué más el biberón.
-No no!
-Vamos! Sabe delicioso, pruébalo