Capítulo 7
La mujer me recorrió con la mirada de arriba abajo, cargada de un desprecio que me erizó la piel, como si yo valiera menos. Luego se acercó a Santiago y lo besó en la mejilla con una actitud que a mí parecer fue coqueta.
—Te presento a Ximena —anunció Santiago con formalidas — Hermana de Isabel y mi mejor amiga.
Él me señaló con un gesto rápido.
—Y ella es Luisa, mi enfermera.
Ximena se adelantó, tendiéndome la mano sin ganas. En su rostro veía un gesto de asco, como si mi sola presencia la ensuciara por mi origen humilde.
—¿De verdad vas a dejar que una cualquiera te atienda? —soltó, sin molestarse en bajar la voz, sin importar que estuviera frente a ella —. Eres Santiago Mondragón, deberías tener a la mejor, no a una recién egresada.
Abrí los ojos furiosa, lista para contestar, pero Santiago fue más rápido.
—Aquí decido yo. Y Luisa es la persona indicada, se ha ganado mi respeto y confianza y sabes perfectamente que eso no lo logra cualquiera.
No pude evitar sentir un ali