Salvia
Las puertas de Corona de Plata se alzaban imponentes frente a nosotros, y sentí que mi espalda se tensaba automáticamente. Después de la relativa libertad de la Manada del Valle de Pinos, regresar a las intrigas políticas de la manada real resultaba asfixiante.
Carlos acercó su caballo al mío.
—Espera —dijo en voz baja—. Antes de entrar...
Los demás avanzaron ligeramente, dándonos privacidad.
—Necesitamos hablar sobre cómo serán las cosas aquí —continuó—. Sé que estamos trabajando en nuestra relación, y no quiero más malentendidos.
Mi corazón se encogió, pero el vínculo de compañeros me transmitía su sinceridad. —Te refieres a que mantendrás la distancia otra vez.
—Sí —sus ojos se clavaron en los míos—. No porque esté avergonzado de ti o me sienta inseguro, sino porque la reunión traerá a todos los conspiradores políticos de los territorios. Aunque la mayoría del reino se alegraría de ver a su Rey enamorado, estos lobos buscarán cualquier debilidad para aprovecharse, cualquier m