Luciana ya había llegado al lugar. Después de dar una vuelta, encontró un lugar para tomar aire, pero de repente su mirada se posó en Lina, que estaba en la entrada principal.

En los ojos de Luciana, apareció una expresión de sorpresa y desconcierto.

—Lina, ¿cómo es posible que esté aquí?— dijo Luciana, y sus amigos que estaban a su lado también siguieron su mirada hacia Lina.

Los amigos también estaban sorprendidos. Sin embargo, al recordar que vieron a Lina en un lujoso automóvil ayer, comentaron con sarcasmo:

—¿No será que vino a vivir a expensas de los demás?

Luciana frunció el ceño. Sentía que la presencia de Lina en este lugar rebajaba su estatus.

—En este tipo de eventos, parece que cualquier persona puede unirse al alboroto— comentó Luciana con desagrado.

Viendo la insatisfacción de Luciana, su amiga ideó un plan:

—Luciana, ¿por qué no voy y le doy una lección? Así aprenderá una lección.

Luciana no dijo nada, pero su silencio fue una aprobación implícita.

Viendo est