Capítulo 107 —Sobre todo lo malo de mi
Narrador:
Roman se quedó en silencio unos segundos más, observando la puerta cerrada como si todavía pudiera sentir la presencia de Miranda contaminando el aire. Pero en cuanto giró la mirada hacia Aylin, todo su mundo se redujo a ella.
Se levantó despacio, sin apuro, como si no quisiera romper la tensión que flotaba en el despacho, y caminó hacia donde ella estaba. Aylin no se movió, lo dejó acercarse, pero sus ojos lo seguían con una mezcla de firmeza y ternura que lo desarmaba.
Cuando Roman llegó hasta ella, no dijo nada. Solo alzó la mano y le acarició la mejilla con una delicadeza imposible de imaginar en un hombre como él. Luego la atrajo contra su pecho, envolviéndola con ambos brazos, apretándola como si necesitara fundirse en ella para poder respirar. La besó en la frente... en la sien... en la mejilla.
Y luego en los labios. Un beso lento, profundo, lleno de alivio, de gratitud, de amor contenido y desbordado al mismo tiempo.
—Te amo —s