Sopa de verduras (y otros importantes cambios a implementar)
El día transcurrió con normalidad y Luisa estuvo pensando, durante toda la jornada, en las últimas palabras de Mario, que parecía preocupado por la situación en la que se encontraba Viviana.

«No sé si deba decirle toda la verdad», pensó Luisa cuando regresaba del colegio con los trillizos. «Igual, solo estaré en la mansión por un mes, así que no creo que sea mucho lo que Mario pueda hacer por mi hermana, así sus intenciones sean las mejores».

Después de que los pequeños hubieran dormido una siesta y repasado las lecciones del colegio, en las que Luisa insistió, a través del juego de las caras pintadas, en que mejoraran su nivel de lectura con palabras de tres sílabas, María, la cocinera, se acercó a la habitación de los tres hermanitos, momentos antes de que anocheciera y fuera la hora del baño.

—El señor me ha pedido que te consulte qué debería hacerles de comida a los trillizos —dijo María luego de ganar la atención de Luisa, que dejó a cargo de Viviana la atención de los pequeño
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