Daniel notó que su madre no se encontraba bien de salud; se la veía distante, diciendo cosas sin sentido. Podía pensarse que esto se debía a lo ocurrido con Andrés. Sabía que debía ocuparse de ella, pero no ahora. En ese momento, regresaría a la habitación y continuaría con lo que había empezado. Sin embargo, sus planes fueron nuevamente interrumpidos.

Carmen, la fiscal, llegó a la casa alzando la voz más de lo habitual, exigiendo las grabaciones de todas las cámaras. Estaba convencida de que encontraría a los responsables del tiroteo y, sobre todo, a quienes mantenían a Andrés entre la vida y la muerte.

Victoria escuchó la voz de la fiscal y, por primera vez, se alegró de tenerla cerca. Tal vez ella podría salvarla de ser abusada por Daniel. Comenzó a golpear las paredes y a gritar, pero todo fue en vano; pronto dejó de escucharla. Daniel no regresó, y Victoria agradeció por ello. Buscó cómo dañar la cerradura y, tras varios intentos, lo logró. Cubrió su desnudez con una toalla y sal