La magia.
Un nuevo día iluminó los ojos de Ava. Ella salió de la cama, lavó sus dientes y decidió caminar por los alrededores.
¡Qué curioso! Mientras era una adolescente soñaba con visitar la isla, se prometió a sí misma que iría a conocer el amor en la arena blanca y belleza natural que emanaba en la isla y ahora visitar ese lugar con toda la confusión que sentía en ese momento, solo la hacía faltar a su palabra.
—¿Piensas que los niños podrían disfrutar de este lugar? ¡Es muy hermoso!
Ella se volteó en cuanto escuchó esa voz fuerte y no podía faltar en su nariz el exquisito aroma que desprendía natural de su cuerpo.
—Aún son pequeños y no sabrían apreciar el valor tan hermoso que posee este lugar.
Él se acercó a un espacio lleno de girasoles, esto resplandecía ante sus ojos.
—Gracias por los niños, ellos devolvieron el sentido a mi vida que pensé que había perdido. Solo verlos me hace suspirar. Son tan pequeños e indefensos, que siento que debo estar preparado en todo momento para cuidarlos.