Capítulo 5: Decidir

En mis recuerdos, Min era un chico débil. Pero, no pasó mucho tiempo cuando Min quedó encima de Curthwulf, mientras este enojado se convertía en un humano bastante enojado por haber sido acorralado.

— Suéltame, muerto en vida.

— Solo si no me muerdes, perro con rabia. — responde Min.

Debo reconocerlo, se ofenden de una manera que resulta chistosa, ¿o son mis nervios? Porque, aunque este comiendo un rico pastel con jugo, tengo miedo de lo que pueda suceder. — digo mentalmente.

— No puedo prometer nada. No me han vacunado contra la rabia. — responde Curthwulf gruñendo.

— Eso es malo, ¿Lowell tampoco fue vacunado? Dios, que mala madre soy, no sé si los niños ya están vacunados, aunque creo que Gabriela no hubiese omitido algo tan grande, ¿no?

Min se aleja de mi esposo riendo, mientras Curthwulf me observa mal.

— ¿En serio, Charlotte?

— ¿Qué sucede?

— Nosotros no sufrimos de rabia — dice Curthwulf levantándose del suelo.

— ¿Seguro? Porque últimamente estas de un humor de perros.

Min comienza a reírse a carcajadas, causando que Curthwulf lo observe mal, mientras yo como un poco del postre.

— Tranquilo. Ella es así de imprudente. La ignorancia es atrevida y ella ignora mucho de lo que te sucede, por eso, habla así.

— No defiendas a mi esposa. Si ella necesita que la defiendan, estoy yo. — dice Curthwulf y yo suspiro profundo.

— En fin, ¿Qué es lo que te sucede? Quedamos en hablar, pero estas con un humor de…

— No digas de perro, por favor. — dice Curthwulf molesto y yo asiento.

— ¿Qué hay de las vacunas?

— No necesitamos vacunas, pero si tomamos unas pociones que Loki hacia con los doctores. 

— Eso suple las vacunas. Así que, no te preocupes. — completa Min y yo asiento aliviada.

— Eso es bueno.

— Eso es algo que no te importa, señor Park.

— Claro que me importa, yo soy quien haré las pócimas a partir de ahora.

— Pedí al mejor mago, no a un muerto en vida que no sabe siquiera que es la luna para nosotros — dice Curthwulf.

— Bueno, yo soy el mejor mago. Claramente, después de la muerte de mi maestro. Así que, si estás de acuerdo, yo seré quien este a cargo de sus dolencias y demás.

— Esto debe ser una m*****a broma. — dice Curthwulf molesto.

— ¿Por qué? ¿Qué pasó con Loki y los que la hacían?

— No es nada. — murmura Curthwulf para después mirar hacia Min — ¿Si eres bueno o solo voy a confirmar que es un error contratarte?

— Soy bueno.

— Murió, ¿verdad? Desde que pasó lo de Rolf con mi familia, no lo vi más. — digo y Curthwulf suspira profundo.

— Sí, murió. Las heridas fueron demasiado para él. — responde Curthwulf mientras Min revisa mi pulso sin que mi esposo se lance sobre él.

— No puede ser, ¿Por qué no me habías dicho?

— Tranquila, cariño. Recuerda que estas embarazada, debes cuidarte de emociones demasiados impactantes. — dice Curthwulf mientras respira profundo y yo lo imito.

Le preocupa que este embarazada y algo me pasé por no saber manejar mis emociones. Entonces, le importan los bebés. Los quiere. — digo mentalmente, mientras el dolor se va disipando en mi corazón.

— Por favor, no pensemos en las cosas que no nos van a avanzar. Fue dura la muerte de Loki, pero, con tantos problemas, tuvimos que salir adelante. Sin embargo, si quieres ver su tumba después, te llevaré si prometes que no vas a derrumbarte.

— Te lo prometo. — murmuro y él asiente acariciando mi mejilla.

— Bien, están más calmados. Así que, los voy a dejar hablar a solas. Nos vemos después, jefe. — dice Min marchándose, siendo escoltado por su gente.

— No parece un trabajador común. — murmuro.

— No creo que lo sea, pero, si es el mejor mago como ordené, eso justifica porque actúa así.

— Entonces, cariño, ¿Qué piensas hacer?

Curthwulf suspira profundo, es evidente que esto lo atormenta. Su mirada clara como el mar, se muestra atormentada.

— No quiero perderte. No quiero ser mal padre deseándole la muerte a mis hijos. A mis cinco hijos, pero, cariño, no puedo perderte. Eres demasiado importante para renunciar a ti. — dice Curthwulf y yo me levanto, para sentarme en sus piernas.

Sé que no voy a dejar de luchar hasta que la única opción sea tener a los bebés. Pero, sentir su apoyo es importante para mí. Por lo que, no puedo permitir que él este en contra de que nazcan nuestros hijos.

— Cariño, hemos pasado por muchas cosas que, sin duda, debían matarme, pero, aquí estoy. Por favor, no me hagas esto. No renuncies a la felicidad que este embarazo nos puede dar.

>> Porque cariño, aunque he pasado por cosas magnificas, nada supera el hecho de que voy a ser madre y de cinco bebés. Seamos felices, cariño. Amemos a estos bebés que crecen en mi interior y que son tan tuyos como míos, no me dejes luchar sola, por favor.

Curthwulf me abraza y esconde su rostro en el espacio entre mi hombro e inicio de mi cuello. Su cuerpo vibra y sé por la humedad en esa parte, que está llorando. Mi vista se nubla y los lobos que nos rodean, se marchan, mientras cada vibra de mi cuerpo duele por como una noticia tan buena causa tanto dolor.

— No quiero perderlos a ninguno. Quiero que me des muchos hijos, cariño. Pero, no es posible. No puedo arriesgarme solo por ser ambicioso. 

— Puedes ser ambicioso, eso no es malo si no le haces daño a otros.

— Entiende, esposa, no puedo perderte. Así que, quieras o no…

Está indeciso, su temblor en los labios y sus ojos rojos me dicen que no quiere que renuncie a los bebés y por ello, utilizo mi último recurso; yo. Deseando ganar esta lucha, uno mis labios a los suyos en un beso cargado de amor, donde el deseo se muestra presente y con él, se alejan todos los problemas.

Lo amo. Aun cuando me pide algo que me duele, lo amo y sé que él me ama, solo… está decidiendo mal. Es eso. Bebés, papá los ama. Solo tiene miedo, es eso lo que lo hace expresarse mal. — digo mentalmente mientras imploro que este beso le haga cambiar de opinión.

Nos separamos por falta de aire y él suspira profundo pegando su frente a la mía.

— Los amo tanto que es difícil para mí escoger a uno. Pero, esposa, entiéndeme, no puedo perderte. Aunque perderlos me marque de por vida de una forma agonizante, puedo vivir con eso, pero, no sin ti. No puedo hacerlo. Lo siento, lamento ser un esposo y padre incompetente. — dice Curthwulf abrazándome mientras continúa llorando.

— No es justo. No es justo que teniendo la felicidad tan cerca, no puedas tomarla y hacerla tuya. No es justo. — murmuro.

— Es mi culpa, pero, deja que arregle esto. Podemos…

— No. — digo levantándome de su regazo — Tú escogiste y ahora escojo yo. Si debo dejarte para tener mis hijos, lo haré. Así deba aliarme a una bestia, un vampiro, un gato o el mismísimo diablo, no permitiré que maten a mis hijos. 

>> Así que, si debo luchar contra ti, lo haré. No voy a temer por defender lo que amo. Tú escogiste y no voy a decir algo al respecto. Pero, si quiero que sepas que no voy a renunciar a mis hijos. Yo sí puedo renunciar a ti, pero no a ellos, ¿lo entiendes? — pregunto y él baja la mirada.

Suspiro profundo y me marcho. Es evidente que no vamos a llegar a un acuerdo. Así que, camino hasta Min.

— Ayúdame a tener a mis bebés, por favor. — pido aferrándome a mi única esperanza.

— ¿Qué hay de los problemas que tengas con tu esposo por ello?

— Él esta equivocado y no voy a perderlos por ello. Él decidió y yo también lo he hecho, ayúdame, por favor.

— Está bien, hagámoslo.

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