09

CAPÍTULO 09

Después de 20 minutos buscando, opto por unas mallas deportivas negras con rejillas a los lados, dejando ver un poco de piel. Un sudadera con capucha rosa pálido, bien ajustada, combinada con unas zapatillas.

No tengo ganas de vestirme en este momento.

Salgo del armario y veo a Faye sentada, estudiando mi atuendo mientras come un paquete de caramelos en forma de gusanos de gelatina.

¡Nunca se me habría ocurrido poner esas mallas con esa sudadera ! exclama alegremente.

Le sonrío y me siento en la cama a su lado.

¿Puedo coger un gusano ? pregunto en voz baja, porque todavía no sé si se supone que puedo comer dulces o no.

¡Claro ! No me importa, disfruta, dice riéndose y empujando la bolsa hacia mí.

Cojo encantada un caramelo de la bolsa. Saboreo su dulzura. ¡Hacía tanto tiempo que no comía uno !

Entonces, Willa, dice Faye cogiendo otro caramelo, ¿cómo te conociste con mi hermano ?

Hace una pregunta inocente, y mis ojos se agrandan.

¡Greyson y yo no estamos juntos ! respondo rápidamente.

Faye se ríe de mi preocupación.

Vale, vale. Pero igual tengo curiosidad de saber cómo terminaste aquí.

Miro mis rodillas mientras retuerzo mis dedos. Supongo que nadie le ha contado sobre mí.

¿Nadie te dijo cómo llegué aquí ?

Ella se endereza en la cama mirándome.

No.

Tomando una profunda inspiración, empiezo a contar la horrible historia.

Fui… eh, fui secuestrada. Me dijeron que estaba en un territorio o algo así, y que nadie se sorprendería de encontrarme tan lejos en el bosque. Pero unos amigos y yo estábamos acampando, y algo pasó. Así que, corrí.

Me río amargamente mientras alzo la mirada para evitar llorar.

Corrí tan lejos, Faye. Ni siquiera sabía adónde iba, solo quería salir de ahí. No podía enfrentarlos más tiempo.

Siento una lágrima resbalar por mi rostro, pero la limpio rápidamente.

Faye se inclina hacia mí y me toma las manos para reconfortarme. No sé por qué, pero siento que Faye y yo somos amigas de toda la vida, y no que nos conocimos hace apenas una hora.

Fui torturada, Faye, y ni siquiera sé por qué. Por eso mi cara está tan dañada, porque me golpearon varias veces. Pero Greyson llegó después de muchas horas de electrocución, y fue ahí cuando pensé que iba a morir. Me desmayé justo después de que me obligara a mirarlo.

Me muerdo el labio y finalmente cruzo la mirada con Faye.

Y por eso tengo que irme.

Willa, si hubiera tenido la más mínima idea de lo que estaba pasando, lo habría detenido, dice con lágrimas en los ojos.

Asiento a sus palabras mientras retiro mis manos de las suyas. Le dedico una sonrisa tranquilizadora.

Voy a buscar un poco de agua. Todas estas lágrimas me han dejado seca.

Ella asiente mientras me mira levantarme y salir por la puerta.

Le agradezco en silencio por ser lo más parecido a una amiga que tengo en este momento. Me digo que tengo que llevarla de vuelta a su casa.

Sigilosamente, bajo las escaleras sin hacer ruido.

Me oriento en la enorme casa, hasta que finalmente encuentro una puerta que da al exterior. No importa que no tenga ni idea de adónde voy, tarde o temprano encontraré la civilización.

Abro la puerta que chirría, echando un vistazo para ver si hay alguien. Y para mi gran suerte, no hay ni un alma a la vista. Así que corro.

Razón número uno por la que elegí esta ropa : es perfecta para correr.

Salgo del pequeño claro donde está la casa y me adentro en el bosque que la rodea.

Soy libre. No hay nadie a la vista, la casa ni siquiera se ve ya.

El olor fresco del bosque llena mis pulmones y suspiro de alivio.

Huele a Greyson, me recuerda una vocecita. Olvídalo, me voy.

Cuando creo que estoy lo suficientemente lejos, disminuyo el ritmo, caminando en vez de correr.

Es agradable estar en la naturaleza, sentir el aire fresco. Siento el calor del sol en mi piel.

Me sonrío a mí misma. He conseguido salir. ¡He salido !

Sin poder contenerme, doy un pequeño salto de alegría en el aire.

Es hora de volver a la ciudad y a la vida donde veré otra vez a Jack y a Addie. Quizá me equivoqué, quizá mis oídos no escucharon bien aquella noche.

Sacudiendo ligeramente la cabeza, miro mis zapatillas ya cubiertas de barro. Es entonces cuando oigo un gruñido profundo junto a mí, un gruñido animal.

Giro la cabeza hacia donde viene el ruido, y lo que veo casi me hace saltar.

Lo que veo es un gran lobo de color óxido que se planta frente a mí. Gruñe y muestra sus enormes dientes.

Mi corazón late con fuerza en mi pecho y todo mi cuerpo empieza a temblar.

Nunca había visto un lobo en persona, porque no son originarios de esta zona. Pero es raro que haya uno aquí, ahora.

Sus enormes patas se acercan lentamente hacia mí. Retrocedo un paso, luego otro, tratando de no hacer movimientos bruscos. Pero el siguiente paso que doy lo arruina todo. Mi pie pisa una enorme rama seca, produciendo un fuerte crujido.

Eso sobresalta al lobo, que salta hacia mí.

En un abrir y cerrar de ojos, mi espalda queda pegada al suelo del bosque y el lobo se sitúa encima de mí.

Su hocico está peligrosamente cerca de mi rostro, mientras su boca espumea. Parece furioso, enfurecido. Mantengo su cabeza a distancia, asegurándome de que no pueda acercarse más, temiendo que me arranque la cara. Y porque su aliento es horrible.

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