08

**CAPÍTULO 08**

Los panqueques son lo único bueno del día. Son mi rayo de esperanza, y literalmente se hacen añicos delante de mis ojos. Me pongo pálida.

—¿Te estás burlando de mí ? —grito, y veo a los tres chicos tensarse delante de mí—. ¡Me han secuestrado, electrocutado y golpeado en las últimas veinticuatro horas ! ¡Estos panqueques eran lo único que iba bien para mí, y los dejo caer ! —explotó mientras exhalo pesadamente.

Escucho a Koda susurrar, sacándome de mi estado de frenesí.

¿Por qué demonios me estoy enfadando por haber tirado unos panqueques ? Nunca antes había explotado así, y menos por panqueques… ¿Qué me pasa ?

—Yo… lo siento —balbuceo mientras me dejo caer al suelo para recoger los pedazos de platos rotos.

Tiemblo mientras pongo los trozos de vidrio en mi mano, con la adrenalina bombeando por mis venas debido a toda la furia que acabo de liberar.

—Eh, tranquila. Pediré que alguien más limpie —escucho a Greyson frente a mí.

Niego violentamente con la cabeza mientras recojo mi desastre. Si no lo hago en casa, podría meterme en serios problemas. Si no recojo mis zapatos, si no limpio mi almuerzo, si derramo agua en la mesa… me golpean. ¡Debo limpiar !

—¡Willa ! Willa, mírame. —Mis manos se detienen de inmediato bajo una fuerza que las retiene.

Esa fuerza traza círculos calmantes sobre mi piel. Sigo temblando, ya sea por haber gritado por unos panqueques o por haber sido golpeada tarde en la noche. Levanto la cabeza y me encuentro con unos ojos azules.

—Tengo que limpiar todo esto —digo suavemente mientras intento liberar mis manos de su agarre, sin éxito.

—No, pediré que alguien más lo haga —sonríe mientras limpia una lágrima traicionera que ni siquiera sentí salir de mis ojos.

Odio las emociones, especialmente cuando siento dos al mismo tiempo : ira y tristeza.

Asiento ligeramente sin apartar la mirada de la suya. Dios mío, ¿por qué estoy actuando así ?

Él me ayuda a levantarme sin soltar mis manos. Siento como si no pudiera controlar mis emociones, como si fuera un electrón libre.

—Ven, quiero presentarte a alguien. —Greyson me guía por la casa y sube de nuevo las escaleras. No le presta atención a Koda ni a Sebastian cuando pasamos junto a ellos. Yo sí lo hago, y ambos me dedican sonrisas ligeras, como si fueran sonrisas de aliento.

Me lleva hasta otra puerta en un pasillo completamente diferente al de anoche.

Miro la puerta preguntándome si me llevará ante algún verdugo o algo por el estilo. Dijo que quería que conociera a alguien… Tal vez quiere que conozca la muerte.

Veo por el rabillo del ojo cómo levanta el puño y golpea la puerta de madera.

—¡Adelante ! —responde una voz femenina desde dentro.

Levanto un poco las cejas. Me esperaba una voz ronca diciendo : “Traigan a la prisionera” o algo así.

Greyson abre la puerta llevándome con él. Lo que veo es a una chica hermosa, de más o menos mi edad, con un largo cabello ondulado que le cae justo sobre el ombligo. Es tan negro como la noche, igual que el de Greyson, pero a diferencia de él, sus ojos son de un azul glacial en vez de un azul más oscuro.

—Faye, te presento a Willa —dice, señalándome hacia la chica, y luego se gira hacia mí—. Willa, ella es mi hermana pequeña, Faye —sonríe, y yo alzo ligeramente las cejas. ¿Su hermana ?

Miro a Faye, la hermana de Greyson, y veo que baja la mirada hacia nuestras manos aún entrelazadas. Luego mira a Greyson con confusión. Ella levanta una ceja, y Greyson responde con un leve asentimiento. Su expresión se torna seria, muy distinta a lo que acaba de mostrarme.

El rostro de Faye se ilumina rápidamente tras el gesto de Greyson. Me mira con felicidad brillando en sus ojos.

—Me alegra mucho conocerte —dice alegremente mientras se acerca a nosotros.

Ella es preciosa, mucho más bonita que yo. Lleva un vestido negro entallado con un escote corazón que realza la manga de su tatuaje colorido. A primera vista, le queda de maravilla.

Cuando se acerca lo suficiente, golpea con fuerza el brazo de Greyson, haciéndole soltar mi mano. Él suelta un leve gruñido dirigido a ella. De nuevo, ¿qué pasa con todos esos gruñidos ? Pero Faye lo ignora y toma mis manos entre las suyas.

—Obviamente, mi hermano debería haberme pedido ropa antes de dejarte andar vestida así —dice señalando todo mi cuerpo—. Esto —añade con tono de disgusto.

Ya me cae bien.

—Era eso o su ropa llena de barro —dice Greyson, molesto.

—Da igual —se gira hacia mí, y yo levanto la vista hacia él.

—Puedes quedarte con Faye un rato. Tengo unos asuntos que atender. Volveré en una o dos horas —me informa Greyson, y yo asiento.

Me dedica una pequeña sonrisa antes de salir por la puerta.

En cuanto escuchamos el portazo detrás de él, una voz se alza.

—Ahora, ¡vamos ! ¡Rápido, rápido ! —Faye me empuja hacia lo que supongo son las puertas de un armario.

Ella las abre de golpe, y yo me sobresalto al ver un vestidor enorme. Es más grande que mi habitación en casa. Hay tantísima ropa, zapatos, joyas y bolsos. ¡Es increíble !

—Te espero en mi cama, y espero todo un desfile de moda, señorita —dice señalándome con el dedo.

Le hago un saludo militar, y ella cierra las puertas.

De acuerdo, de acuerdo… ¿Por dónde empiezo ?

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