—Está bien, señor Rodríguez como prefiera usted, mi intención es para nada importunarle. Linares se marchó sonriente con sus secuaces.
Mía echó un vistazo a la tarjeta y comentó: —¿En serio te quedaste con esa tarjeta? ¿Acaso piensas de veras compartir habitación?
Miguel hizo un gesto de desdén: —¿Q