Inmediatamente, los guardias de seguridad la detuvieron. Naturalmente, los guardaespaldas de Mía reconocieron que era la hija del gobernador Blanco. Pero Miguel les había dado instrucciones de que nadie le molestara.
—Señorita Blanco… no puede pasar.
—Vengo por orden de Mía a ver a Miguel —dijo Luci