Carlos se levantó bruscamente y se puso enfrente de Alicia, agarrándola por el cuello de la camisa.
—¿Qué le has dado a mi padre? —preguntó.
—Solo… ¡era Elixir Dorado! —contestó confusa.
—¡Y una mierda! ¿Qué coño le ha pasado a mi padre entonces? —preguntó ardiendo en rabia.
Alicia se mordió los lab