Después de todo, el anciano de la familia Salamanca se lo había tomado y no le había pasado nada malo, así que el elixir no podía ser falso.
—¿Qué quiere decir con esto, señorita Salamanca?
—Que le regalo este elixir, presidente López —dijo Alicia con una sonrisa.
Al escuchar esas palabras, Alberto