En ese momento, de repente, alguien abrió la puerta de la habitación. Ana esperó a que todas las personas entrasen una detrás de otra y, justo cuando vio a Miguel agarrando al anciano, inmediatamente se interpuso en su camino.
—¿Miguel? ¿Qué vas a hacer?
—Voy a curar la enfermedad del anciano —dijo