En este momento, alguien llamó a la puerta continuamente.
Miguel abrió la puerta y vio a un hombre desconocido.
Llevaba puesto un traje, parecía que era de clase alta.
Detrás de este hombre, había un hombre fornido con traje y gafas de sol.
—¿Usted es?
Romo, sin rodeos, fue al grano:
—Soy hijo de Di