Capítulo 5

Keira había llegado a una gran casa de cuatro pisos, por lo que le había dicho el taxista, este era el único lugar en el pueblo que hospedaba personas. Al estar adentro pidió una habitación por tres días, ya que primero investigará un poco el pueblo y si necesita quedarse más tiempo, se conseguirá una casa.

Al entrar a la habitación, la observa y se siente conforme con ella, había estado en peores sitios, pero con que solo tuviera una cama y un baño, para ella ya era suficiente. Deja su maleta y mochila aun lado de la gran cama, para luego tirarse en esta. El sueño había venido a ella, en el avión no había dormido nada, así que se deja llevar por el cansancio para caer en un profundo sueño.

<<Keira se ve a ella misma saliendo de la gran casa. Esta observa su alrededor y se da cuenta de que está en un sueño premonitorio. Se empieza a seguir a ella misma, caminando unas cinco calles para luego ver a lo lejos un gran bosque. Al pasar varios minutos se da cuenta de que está llegando a las afueras del pueblo. Trata de no perder de vista a sí misma, pero se entretiene mirando el bosque y la gran magia que rodea a este. Detiene su andar cuando ve que, a unos metros, ella misma se detuvo y se queda observando una cabaña>>

Al abrir sus ojos, lleva sus manos a su pecho. Siente como su corazón late muy acelerado, es algo que siempre le pasa luego de tener aquellos sueños. Y empezaba a sospechar que algo está por suceder, porque tener dos sueños premonitorios en tan poco tiempo solamente significaba una cosa.

Así que se levanta de la cama, para ir a averiguar que hay en aquella cabaña que vio en el sueño. Por alguna razón tuvo aquella visión, si el universo quiere que vaya a ahí, ella le hará caso.

Al salir de la habitación se dirige hacia las escaleras, empieza a bajarlas, pero una pregunta viene a su cabeza << ¿Quién vivirá en aquella cabaña?>>

Al estar afuera, empieza a seguir el recorrido que hizo en aquel sueño, caminar cinco calles para ver a lo lejos aquel bosque inmenso. Pero se dio cuenta de que la venían siguiendo unos licántropos, así oculto su olor y acelero sus pasos. Sonríe para sí misma, al ver la cabaña a lo lejos.

Se acerca a ella, hasta estar frente a la puerta, pero empieza a debatir si golpea o no la puerta. Tenía dos opciones; la primera es golpear la puerta y arriesgarse a que allá alguien peligroso adentro o que solo sea un humano, y la segunda opción es darse la vuelta e irse.

La voz en su mente le dice que vaya por la última opción, pero su corazón por una extraña razón le dice que se quede, siente una gran corazonada.

Se acerca a la puerta y le da tres golpes. Espera unos minutos, pero nadie atiende, cuando está por rendirse y darse la vuelta para irse, la puerta se abre. Y se sorprende al ver quien es la persona que se encuentra frente a ella.

—Nat ¿Tú vives acá? —verla a ella, era algo que no se lo venía venir.

(…)

Natasha observa la cabaña, está ya venía toda amueblada, se había encargado que este toda equipada, quería ahorrarse el tiempo de comprar las cosas que le faltaran.

Cuando buscaba por internet un lugar donde pudiera quedarse, quería que sea algo espacioso y encontró esa cabaña, que se ajustaba a un buen precio y era lo que ella quería. Tenía dos habitaciones, la principal donde ella se quedaría, que ya contenía un baño propio, otra igual a la principal, pero más chica, la cual la ocuparía como la habitación de los hechizos. También tenía una cocina pequeña que se conectaba con la sala de estar. La cabaña en sí, no era grande, pero tenía todo lo que ella necesitaba.

Natasha se dirige a su habitación, coloca su pequeña maleta sobre la cama para abrirla y poder guardar su ropa en aquel pequeño armario. Luego de unos minutos, al tener todo bien acomodado, coloca la maleta arriba del armario. Siente su cuerpo sudado, huele debajo de sus brazos y arruga su nariz al sentir su mal olor.

—Necesito un baño.

Agarra una de las toallas que se encuentra en la silla, junto a la puerta que da directo al baño. Diez minutos después, esta sale del baño ya aseada. Se coloca su pijama, que consiste en una remera, unos pantalones cortos y unas medias, para no tener frío.

Se dirige para la cocina a prepararse algo de comer, ya que al ser una mujer loba, su digestión era más rápida, necesitaba comer más de lo que come un humano. Una vez lita su comida, se dirige hacia su habitación, coloca todo sobre la cama y prende el televisor para poner alguna película. Lo que quedaba del día quería tomárselo libre, porque al día siguiente se encargaría de todo.

Al pasar unas horas, unos golpes en la puerta la interrumpen << ¿Quién será?>> se pregunta. Estaba en el medio del bosque, y vecinos no tenía y la casa más cerca se encontraba a diez kilómetros de distancia.

A pasos silenciosos se dirige hacia la entrada, en su mano llevaba su estaca de plata en caso de que quieran atacarla, olfatea para saber si es algún ser natural, pero no siente ningún olor. Ajusta su agarre en la estaca de plata y abre la puerta, pero cuando está por atacar se sorprende al ver quien es.

—Nat, ¿Tú vives acá? —suelta el aire que estaba reteniendo al ver a Keira.

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