—No podré irme de este mundo ileso, Marco… —dijo Benjamín queriendo reír, pero la tristeza y el miedo se apoderaron de su corazón—. Tengo tantas deudas que no pagué en vida y parece que ustedes tendrán que pagar por mí.
—¿De qué hablas? —preguntó Marco desconcertado.
—Llama a Román… Hay algo que