—¡Por Dios! ¡Pónganse en su lugar! —exclamó Carina con lágrimas en los ojos y sacó su teléfono—. Si se tratara de mi padre o de Will, ¿no querrían saber?
Hizo a un lado a su madre y hermana, y le entregó su teléfono a Lorena, mostrándole las noticias recientes.
«Gran incendio en el bosque de los m