—¿Me ayudarás a sacarlo de la cárcel o no?
Jimena torció los ojos y se cruzó de brazos. En verdad quería mantener distancia, pero recordaba a Frida llorando desconsolada, y se arrepentía.
—Lo haré… —Se sentó frente al escritorio lleno de papeles—, pero no de buena gana.
—¿Frida? —preguntó Lo