Tal cual lo dijo, Benjamín se encargó de coordinar todo con Lulú y esa madrugada estaba saliendo rumbo a Alemania, mientras tanto él se quedó en el hospital con Helena y Fernanda fue a hacerle compañía.
—Benjamín —habló la doctora en la sala de espera y se levantó de inmediato al escuchar su nombre.
—Dígame ¿Pasó algo con Helena?
—Ha despertado —les informó la doctora con alegría —están por pasarla a su habitación y podrán verla, denme diez minutos en lo que la trasladan y pueden pasar. En recepción les dirán qué habitación le asignarán.
—Muchas gracias —respondieron ambos a un tiempo y se abrazaron emocionados, pasaron a recepción como les fue indicado y ahí les informaron a dónde ir.
—Acá está la 315 —le dice Fernanda al ver el número azul marcando la puerta, giró suavemente el pomo y la vieron ahí en la cama con una mascarilla de oxígeno en su rostro, al verlos sonrió y dejó escapar unas lágrimas.
—Tranquila hermanita —le acarició con ternura el cabello Benjamín y le dejó un beso