Ava Janssen
New York
Le pasé la ropa a Ary al vestidor, mientras que ese hombre hermoso Eryx DeCostello, se quedó de pie parado en medio de mi habitación.
–Ary, aquí está lo que trajo tu hermano – Estaba ensimismada, le hable nuevamente – Ary, dice que te espera en lo que te cambias.
–Gracias Ava, ya en un momento voy – toma el bolso y se encierra en el baño.
–Muy bien, voy a atender a tu hermano.
No recibí respuesta alguna, lo está pasando mal y lo entiendo, pero no dejaré que se hunda, es mi amiga y la voy a ayudar. Volví con él mientras que Ary se cambiaba para salir.
–Don Eryx, tome asiento en el sillón por favor. No se quedé ahí de pie – Le dije.
–Gracias Ava, veo que comieron demasiado dulce ustedes dos anoche – Me dijo él mirando los restos de envolturas en la mesa de dulces – Y yo que pensé que sólo mi hermana gozaba de consumir tantas golosinas.
–Ya ha visto que no, los dulces me encantan y es uno de mis vicios Don Eryx.
El miraba constantemente su reloj como si llevara pris