Eryx DeCostello
New York
Había dejado a mi morena de fuego, porque se iba a ver con Ary para su comida de negocios, y yo me acababa de ver con Dante, el cliente estaba bastante apresurado, porque la entrega de unos rollos de tela y no había tenido la producción adecuada.
–Hola, Eryx, hola Dante.
–Hola, Benjamín, ¿en qué podemos ayudarte? – Le preguntó Dante.
–Sé que ustedes manejan ciertas máquinas de textil y voy a necesitar que me consigan por lo menos dos automáticas, pero que ya estén probadas al cien por ciento.
–Muy bien, pero dinos ¿qué es lo que está pasando? – Le pregunté.
El asunto que lo aquejaba era que estaban teniendo problemas con una de las máquinas tejedoras, habían adquirido unas máquinas automáticas, pero en la noche cuando nadie estaba supervisando se detenían a cierta hora, pensábamos que era cuestión de que se contratara a personal para el turno de la noche. Sin embargo ese no era el problema en sí.
–No podemos detener el surtido de los rollos de telas, los pedi