Al confirmar que la persona sentada frente a ella era Vanessa —a quien odiaba desde lo más profundo de su ser— Beatriz exclamó con furia:
—¡Vanessa, ¿cómo te atreves a estar aquí?! ¡Esta es la junta directiva de Ness Corp! ¿Quién te dio el descaro para sentarte aquí como una extraña?
Las emociones de Beatriz estaban a flor de piel; su tono se elevó sin querer y su voz tembló ligeramente.
—Soy accionista de Ness Corp. ¿Por qué no habría de asistir a la junta? —respondió Vanessa sin inmutarse, sosteniendo la mirada de Beatriz sin parpadear.
A diferencia de Beatriz, Vanessa se veía increíblemente tranquila.
Al escuchar eso, Beatriz aún desconfiaba y se giró hacia su asistente, murmurando:
—¿Es cierto lo que dijo?
El asistente asintió, pero sin atreverse a mirarla.
—¿Y hasta ahora mencionas algo tan importante? —la voz de Beatriz rebosaba de hielo y amenaza.
El asistente agachó la cabeza aún más.
Los demás directivos, gente perspicaz por naturaleza, ya habían deducido que la relación entr