A Wendell casi se le cae la boca de la cama porque no podía creer lo que estaba escuchando. Levantó la ceja y le preguntó: "¿Quieres decir que ningún hombre te ha probado ahí abajo?".
Cuando sus ojos se fijaron en la zona inferior de ella, Milan finalmente comprendió. Ella tragó saliva y contestó: "Como mucho, un jugueteo con el dedo, pero no... probar no... ¿Wendell?".
Wendell se levantó para encender las luces. Se subió a la cama y agarró bruscamente sus pantalones cortos. Tiró de ellos y se los quitó junto con la ropa interior. Al verla desnuda, un siseo salió de sus labios. "Hermosa".
Dirigiendo la mirada nuevamente a Milan, notó que ella estaba tan roja como un tomate.
Él se arrastró encima de ella y selló sus labios con un beso. Mientras lo hacía, dijo en voz baja: "Eres tan hermosa".
Mientras se saboreaban mutuamente, Wendell metió la mano bajo su camisa y empezó a masajear sus senos. Agarró su camisa y se la quitó por arriba, desnudándola por completo.
Ella no lle