Cuando por fin miró el celular, ya había pasado media hora.
Sofía se quedó mirando con curiosidad los dos mensajes que tenía en el celular.
[¿Cuándo vas a volver?]
[Hice las gorditas de nata que tanto te gustan. No quiero que estés molesta. Ven para que las pruebes.]
Había una diferencia de veinte minutos entre ambos, y el último había llegado hacía media hora.
Al leerlos, no supo qué sentir, solo que algo en su interior se había conmovido.
Había estado segura de que ese hombre la ignoraría, que la dejaría ir hasta terminar al lado de su antiguo amor.
En realidad, estos últimos días se la había pasado huyendo. No quería enfrentar la situación ni saber nada de él.
Incluso había estado esperando recibir los papeles del divorcio.
Fue hasta que vio esos mensajes que cayó en la cuenta. ¿Él no estaba enojado? ¿Era posible que estuviera dejando su orgullo de lado solo para contentarla?
Se mordió el labio. Su primer impulso fue rechazarlo, pero las palabras que escribía en el chat las borraba