Al final, Jimena, exasperada, tiró el sándwich sobre la mesa.
Hasta ese momento, ella y Alejandro no habían avanzado ni un centímetro. De seguir así, su plan tendría que posponerse una vez más.
Respiró hondo; sentía que continuar de esa manera no era, en definitiva, una solución.
Sus ojos brillaron con una idea, aunque nadie sabía qué estaría tramando.
***
Sofía acababa de sentarse en su escritorio en la empresa cuando recibió un mensaje de Mateo.
—¡Muchísimas gracias por lo de ayer! Fue la primera vez que mi hermana le habló a alguien que no conocía. Les conté a mis papás y están súper felices. Dicen que en cuanto puedan quieren darte las gracias en persona.
Sofía, al leer los mensajes, casi podía imaginar la expresión de Mateo.
Su cabello rubio claro seguro brillaba con el sol, y sus ojos, expresivos y alegres, estarían chispeantes.
Debía estar abrazando a su hermana, entre sorprendido y emocionado.
Solo de pensar en esa escena, sintió calidez en su corazón.
Ella le respondió:
—De na